19.9.09

La verdad sobre mi cumpleaños


Hay que decir que la pase bien y listo. No hace falta inventar mucho, sólo se saluda y ya está. A mí nunca me gustaron los cumpleaños. En general, esa fecha suele marcarse por tragedias de toda suerte y desgracias varias.

No es sólo el hecho de volverse viejo, lo que ya me desgarra y me mata por dentro, sino que todas las personas molestas que no tienen nada que ver con nosotros, que no han participado ni llamado (y gracias a Dios) de nuestra vida y, muy cinicamente, dispara a los tuyos y a los míos:

-Desapareciste.

¿Cómo así, desapareciste? Bueno, hay que tener en cuenta que no nos hablábamos desde el primer grado, cuando me llamabas ¡Difunto!, hijo de puta, no te haces una idea de lo traumatizado que quedé! Que mierda es escuchar tu voz otra vez, ¡que Lúcifer te destruya en los infiernos! Pero le digo:

-Ajá...

-Feliz cumpleaños.

-Ya...gracias.

-Te envié un mensajito en el orkut. No me lo contestaste.

Bueno y tengo que explicarte ¿porqué no me gustas? No le envío ni a mí mamá, no te lo enviaría a ti, bruto. Además, ¿cómo encontraste mi orkut? ¡Dios!

-Chau.

Y ustedes dos se quedan para el próximo año, es algo tácito, seguro que él te va a llamar, te va a hablar todo lo que no te gustaría oír, va a enviarte correos con contenidos juzgables y dudosos cuyas entrelíneas te van a recordar las vergüenzas que te hizo sufrir en la infancia. Porque Gordo, Chamito y Mocoso, todo bien. Pero Difunto es demasiado. Tampoco tenía tantas ojeras. A propósito, ¿cuándo la gripe porcina va a alcanzar a mi ciudad y va a matar a todas las personas que no me gustan? Decidí llamar a un amigo.

-Cleiton, ¡voy a ser muerto el resto de la vida! ¡Qué tristeza!

-No es cierto. Hoy te quedas más cercano de tu futuro estado de putrefacción.

-¿Ya tuviste apodo?

-Mi nombre no se lo permite. Siempre fui medio neutro...pero la verdad es que sempre quise tener uno...

-Mocoso ya es abogado. Chamito se volvió profesor, nadie los conoce por el nombre, mientras que Gordo va a ser gordo el resto de la vida y fíjate que ya es flaco.

La mejor cosa a hacerse es neutralizar la situación, admnistrando recaditos y llamadas incontestables en esta fecha infernal. Ya me quemé el ojo, me caí en un pozo, me rompí el diente, me quedé dormido en las vias del tren, todo, por casualidad, en esta fecha apocalíptica. Hasta Hitler coordinó la invasión a Polonia, hace exactamente setenta años. Lo bueno está en poder reescribir todo eso, y hoy, muy lejos de casa y de cualquier intento maldito de familiares desagradables, me gustaría cambiar los efectos colaterales de tantos años de tragedias variadas. Porque hoy el Carajito Cojo no me llama, ah, no me llama. Y entiendan la razón del teléfono apagado, gracias.

1 comentario:

Júnior Coelho dijo...

Bueno, si nadie me habla en español, para que sigo escribiendo? Respuesta: porque me gusta.