19.6.09

Lima




-Disculpe ¿Dónde tomo un bus hasta Miraflores?

-¿Cómo? ¡¿Bus?!

-¿Qué pasa?

-Seguramente les van a robar las mochilas y ustedes no van a llegar hasta allá.

-¿Hay un metro?

-Lo están construyendo. Creo que va a tardar un par de años para que llegue acá.

-Ajá… ¿y usted quiere que espere que terminen las obras?

-Bueno, ustedes elijen. Si quieren tomar un taxi, no hay problema. Pero ni se les ocurra tomarlo allá afuera, pues los pueden raptar…

Así es el servicio de informaciones del aeropuerto de Lima. Una tragedia. Un rato más y vimos que la piba esa quizá tuviera razón. Con 9 millones de habitantes, Lima no tiene trasporte público. Lo que hay es insuficiente, primitivo. Vos mirarías tu Wolks de 1970 con orgullo. Unos autos chicos se encargan de transportar a la gente: son sucios, atiborrados e inseguros. Nadie respeta los semáforos, los conductores hacen paradas en las esquinas y les hacen a las personas que suban o bajen a los saltos, con el cole en movimiento. Yo lo sé porque anduve en esos vehículos del demonio. ¡Yo anduve!

Miraflores es un barrio distinto de Lima. Tiene calles hermosas, bares alternativos, es muy limpio. Pero tampoco me ahogué con la cultura de allá. Sin embargo, mejoré un poco mi mirada sobre la ciudad. Comí ají de gallina (pollo desmenuzado con salsa de ají, pan y lecha disuelta; muy rico, acompañado de unas papas hervidas), tomé jugo de choclo morado (chifa morada), pero ni se me cruzó por la cabeza comer el conocido ceviche, que un pescado con marisco cocinado sólo con limón.

Una vez en Miraflores, está bueno que te vayas al Mercado Inka. Las mejores artesanías de Perú están ahí. No vale la pena comprarlas en Cusco, pues ahí las cosas son más desorganizadas para la adquisición de artesanías. Aunque la mayoría de las cosas vengan de allá, vale la pena comprarlas, en Miraflores.

Por fin, estuve algunos días en Lima y, a pesar de haber sido muy bien recibido por un amigo, no tengo buenos recuerdos de la ciudad. Ni el mar está libre de la desgracia total: es tan limpio como el Riachuelo de Buenos Aires. No tengo nada en contra de los peruanos: conocí personas re educadas y simpáticas. Gente muchas veces miserable, conviviendo con uno de los gobiernos más corruptos del mundo. Si no tenés paciencia para ver todo eso, andate lo más pronto posible a Cusco. De esta forma, no tenés que escuchar tu sentencia de muerte en el aeropuerto.

1 comentario:

LuzMi dijo...

Como esta muchas ciudades ehh Jú!! Somos la secuela de nuestros gobiernos...
"Cada ciudad puede ser otra
cuando el amor la transfigura
cada ciudad puede ser tantas
como amorosos la recorren"
Dice Mario quien angustiosamente anduvo por ciudades ajenas a la suya. Ciudades de hermosos parajes, ciudades miserables con centros desastrozos, ciudades sin gentes... después de todo ¿qué es una ciudad? ¿quién hace la ciudad?
Besos!!